En ese encuentro, el gobernador del Tolima, Ricardo Orozco Valero, anunció la segunda fase de la Estrategia de Cafés Especiales para beneficiar a 1.200 familias campesinas.
Hace 15 años en el Sur del Tolima era el tiempo aciago de las balas, el miedo y la zozobra. El conflicto interno había minado por décadas las esperanzas de una productora regiòn y logró estigmatizar a sus habitantes.
Pero pudo más la resiliencia de quienes estaban decididos a creer que la agricultura y, especialmente, el cultivo del café podìa ser el camino para transformar la vida de miles de familias campesinas.
Habían transcurrido varios meses del 2006 cuando Edith Enciso decidió volver a presentar su café al concurso Taza de la Excelencia. Ya había participado varias veces en esa subasta que premia la calidad del café que se cultiva en las cordilleras de Colombia. Su presencia en anteriores versiones le había dejado el sabor amargo de no lograr los puestos de vanguardia. Esta vez, ganó la Taza de la Excelencia con sus granos.
Si bien es cierto, en esa oportunidad el café de la flamante ganadora de la subasta no logró un buen precio en el mercado de compradores, como ella lo reconoce, sì le abrió las puertas a otras familias productoras y aún más allá, logró qué el mundo de las grandes empresas comercializadoras de café de alta calidad fijara en su mirada en esta región. “No nos conocían, no conocían la calidad de lo que estábamos cultivando en Planadas y en el Tolima”; afirma.
Después vinieron otros nombres y, por supuesto, otras fincas y otros productores que se atrevieron a participar y que ganaron concursos internacionales de café de alta calidad, o cafés especiales como les conocemos.